jueves, junio 01, 2006

Trilogía Solitaria: Parte III

Oh, musa mía, Soledad,
vuelvo a tí cual traidor.
Perdóname, ten piedad,
tienes que creerme, porfavor.
Soy el de siempre: el Dolor.
Felicidad intentó poseerme,
pero aterrada escapó...
Soledad, recibeme en tu lecho de nieve,
dame tus lánguidos besos de hiel,
unámonos en mórbida y fría lujuria,
y así concibamos
espantosas ideas oscuras,
que todo a su paso
derriben y destruyan.
Soledad, perdóname porfavor.
Soy el que siempre te gustó,
soy el dolor hecho hombre.
Ese soy yo.
Me duele el hambre de mi mente,
mi abismo devorador.
Me duelen las dagas
que atraviesan mi corazón.
Me duele mi piel hecha girones,
por el laberinto espinoso, de los peores.
Me duele mi espíritu de fuego frío,
por arrastrar un cuerpo junto al mío.
Oh, Soledad, dame tu abrazo terrible,
lléname de llamas de inquietud.
Tú sabes que por sobre todas las cosas,
lo que más me duele, eres Tú.

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