Alguien a mi conciencia susurra
ideas magníficas e indecibles,
relaciones conceptuales oscuras
de consecuencias destructoras y terribles.
Grávida palpita mi mente
de palabras de cólera y melancolía
y mi negro corazón desborda
de dolientes y furiosas melodías.
¿Será quién susurra con voz fría
mi amiga, la implacable Muerte,
nuestra madre y asesina?
¿O será Mefistófeles, aliento sulfuroso,
quién llena mi cabeza de pensamientos
blasfemos, aberrantes y grandiosos?
¿O es una bellísima musa,
de cruel y terrible hermosura,
que cual comadrona de demonios
me ayuda a parir conceptos tenebrosos,
con su infeliz y amargo susurrar...?
Tú, musa mía, te llamas Soledad.
jueves, junio 01, 2006
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