miércoles, marzo 12, 2008

Odisea al centro del misterio

Más allá de las mareas de tu cabello
más allá de tus ojos, gemas laberínticas
más allá de tu sedoso cuello
y de tu cintura ínfima.

Un corazón puro palpita herido
por puñal que me es desconocido.
Lánguido tu espíritu ignorado
clama piedad a tu mente, devastado.

Enormes zarzas espinosas
envuelven al tesoro, ponzoñosas.
¿Cuántas veces su veneno
por mis venas ha corrido?
¿Cuántas veces sus espinas
mi piel cruelmente han herido?
Mi corazón impide a mi mente
contar las veces en que esto ha ocurrido...

angustiada, asfixiada en el veneno
a tí lo asumes inherente,
tu espíritu cede terreno
y de paso me envenenas lentamente...

Mi mirada perfora carne y hueso,
y entre zarzas y espinas
a tu aguda mente enceguecida
y tu doliente corazón apenado los veo.

¡Abre los ojos y mírate!
tú no eres ni enredaderas ni espinas
ni tampoco eres tus dolorosas heridas
eres grande, hermosa,
mi amor, mi alegría.

Mis ojos lucen plañideras diademas
y mi garganta se retuerce y se seca
al ver ese cruel veneno en mi porvenir,
pero aún más al ver un futuro sin tí.

¿Hasta cuando aceptarás de buen grado el veneno?
¿Cuándo lo expulsarás para buscar la felicidad?
Desgastado pero amante espero...
Mientras sigas esclava de la toxina
ésta lentamente me hiere y debilita

Si tu amor por mí es grande,
y no expulsas por tí misma tu ponzoña
erradícala por mí te lo suplico.
Espero desgastado, pero amante
esta prueba de tu amor
en esta hora tormentosa.